La importancia de la regulación del Greenwashing en Chile: Un paso hacia la sostenibilidad y la transparencia
En la actualidad, el greenwashing se ha convertido en una práctica alarmante dentro del mundo empresarial. Muchas compañías promueven productos o servicios como sostenibles, cuando en realidad sus prácticas no cumplen con los estándares ambientales requeridos.
El greenwashing, “blanqueo verde” o “maquillaje ecológico”, como nosotros le llamamos es una práctica o estrategia generalmente asociada con marketing que emplean algunas empresas con el fin de mostrar a la audiencia que es una organización responsable y comprometida con el medio ambiente, sin estar cumpliendo con esos estándares.
Chile ha comenzado a trabajar en un proyecto de ley que busca regular estas prácticas y alinear al país con los estándares internacionales en términos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). El proyecto de ley contra el greenwashing se encuentra en discusión en el Senado chileno desde enero de 2023. Su objetivo principal es garantizar que las empresas que promocionen productos o servicios como ecológicos puedan respaldar dichas afirmaciones con evidencia verificable.
La regulación también busca establecer sanciones para aquellas empresas que no cumplan con estas normas, similar a lo que ya se ha implementado en regiones como la Unión Europea, Brasil y Colombia. Así, Chile podría evitar quedar rezagado en transparencia corporativa y cumplimiento ambiental, y asegurarse de que su desarrollo económico continúe acorde con los esfuerzos globales de sostenibilidad.
La evolución de las normativas empresariales en Chile
En un análisis más amplio, Chile ha estado avanzando en diversas normativas que buscan elevar los estándares en múltiples ámbitos. Estas regulaciones, como la Ley de Delitos Económicos y Ambientales, están obligando a las empresas a implementar figuras de cumplimiento interno, auditorías y revisiones constantes de sus prácticas.
Sin embargo, para que estas iniciativas sean efectivas, es importante que se impulsen desde la alta dirección. Según expertos, la cultura de cumplimiento debe ser parte integral de la estrategia empresarial, y no solo un esfuerzo superficial. La implementación de estos cambios requiere compromiso en todos los niveles de la empresa para garantizar que las políticas de sostenibilidad y responsabilidad social no solo se cumplan en el papel, sino que generen un cambio real dentro de la organización.
Verónica Torres, gerente de Sostenibilidad de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), destaca que nos enfrentamos «a un cambio de paradigma en la forma en la que se desarrollan los negocios, y eso impacta todas las áreas de las empresas. Este es un camino sin retorno, que se construye a lo largo del tiempo con prácticas que permiten convertirse en una compañía más sostenible con una visión a largo plazo”.
La importancia de la autorregulación y la legislación
Aunque la autorregulación es una herramienta valiosa para las empresas, no siempre es suficiente. Es sumamente importante que la legislación complemente estos esfuerzos, brindando un marco que apoye a las organizaciones en su camino hacia la sostenibilidad. Sin una regulación adecuada, el greenwashing puede seguir creciendo, a menudo debido al desconocimiento por parte de las empresas sobre lo que realmente implica ser sostenible.
La creciente demanda de productos sustentables por parte de los consumidores crea un entorno propicio para que las empresas tomen atajos en sus prácticas de marketing, lo que hace aún más urgente la existencia de normas claras y mecanismos de supervisión. Para evitar caer en estas prácticas engañosas, las empresas deben contar con la asesoría de expertos en sostenibilidad y mantenerse actualizadas en las tendencias y regulaciones del mercado.
